Sunday, March 4, 2012

LA VOZ DEL PUEBLO Qué será de Costa Rica? Dr Roberto Jimenez Gómez

¿Qué será de Costa Rica?
El subrayado es mio.Naila
Dr. Roberto Jiménez Gómez

Hemos visto durante las últimas décadas un cambio estructural de la economía de Costa Rica.  Los cultivos tradicionales base de la economía por varios siglos, han dejado de tener relevancia y cuando mucho son una actividad más de un sistema económico cada vez más diverso y complejo.

Unido a las transformaciones económicas se ha ido reconfigurando nuevas relaciones de poder económico y por ello político.  Contrario a lo que ilustres costarricenses visualizaron para la Costa Rica del siglo XX, y que pudieron dar forma, la nueva sociedad del siglo XXI parece estar en manos de unos pocos, los cuales pese a tener claro que desean, el bien común, la construcción de una sociedad de oportunidades, justa y ejemplo al mundo, no parecen ser su fin. 

Por el contrario, los nuevos grupos económicos, por lo general, nos ven en un mundo globalizado, en donde tenemos que competir con los bajos salarios de Centroamérica y los nuevos países emergentes, en donde la construcción de un país de oportunidades y justo, en donde se tenga un buen vivir, son utopías en el mejor de los casos y ven escollos en quienes piensen en ello.

El tramado político existente no permite tener esperanzas, se requiere de grandes cambios para que eso ocurra. 

Se tiene un Partido Liberación Nacional que ha ido renunciando paulatinamente a su raíz social demócrata, con algunos diputados que dan pena ajena, no da espacios al positivismo.  Unido a ello, los grupos de poder del nuevo sistema económico han encontrado en ese partido espacios para hacer valer su propuesta de crecimiento económico, en la mayoría de los casos contraria al bien común.  Los pesos y contrapesos internos no aparecen.

En la acera de enfrente el panorama es caótico.  Alianzas sin fundamento ideológico son débiles, pero sin una visión programática consensuada es patético.  Unido a ello, el Partido Acción Ciudadana, partido que dio esperanza y una nueva forma de hacer política, se debate en diferencias internas, en pugnas que le quitan las fuerzas para tareas de más alto alcance. 

Un escenario político con la posibilidad de una alianza, ha sido una ilusión de diferentes sectores, sin embargo, caben algunas preguntas:

¿Será posible conciliar y trabajar conjuntamente con diferencias ideológicas tan severas?

¿Cuál será la forma de elegir el candidato?

¿A caso no se debe mostrar conciliación en programas básicos desde ahora en la Asamblea Legislativa, para poder tener credibilidad ante la sociedad?

¿Es posible gobernar cuando se tienen diferencias tan grandes de forma y fondo en cuanto al papel que debe jugar el Estado y el mercado?

¿Qué harán en el poder cuando la deuda interna y el de déficit fiscal se disparé y se deba plantear una reforma fiscal que no se apoyo?

¿Qué pasa si ocurre lo más probable, el candidato que gana el candidato del buen porte o el menos malo?

La coalición de fuerzas políticas es condición necesaria para acceder al poder político por parte de los partidos políticos de oposición.  Sin embargo, generar esperanzas en alianzas que no han pasado de repartición de puestos entre diputados, no parece racional, ni sostenible políticamente.

Si los partidos de oposición piensan en la alianza deben ir más allá de la repartición de puestos.  Su reto es trabajar en una agenda común, que sirva de base para una propuesta programática de cara a las elecciones, eso es básico para demostrar que vale la pena una alianza electoral, más allá que buscar vencer al PLN.

El verdadero aporte de un partido o un líder está en construir, en crear opciones de desarrollo, en crear espacios de acuerdo, en negociar y acordar, de esa forma se muestra madurez política y pasta para gobernar.  Eso se debe hacer en grandes temas nacionales, algunos aspectos decorativos que se han visto no pasan a más.

Los pactos y acuerdos son importantes, sin embargo, no se pueden aceptar cuando en juego están los fundamentos básicos de carácter programático y ético.  El acuerdo logrado hace un año tuvo su simpatía en algunos sectores, sin embargo, sus resultados no son relevantes, más allá de democratizar el poder.  La tarea es definir reglas éticas y programáticas que bajo un interés nacional se ponga en marcha, en caso contrario la alianza estará muerta.

Sin duda hay quienes no discuten en público, no se debilitan, ni destruyen.  Ellos sí tienen claro lo que desean, sus negocios a costa del ambiente, del pequeño empresario, de la equidad y del futuro de las próximas generaciones. 

La miopía y alta dosis de estupidez hacen que quienes debieron defenderla se golpeen los tobillos en sus partidos y entre estos, sucumbiendo en el corto plazo, el individualismo y la falta de visión; algo que le sobro a los costarricenses de inicios del siglo XX.

Mientras se dan las luchas interna en los partidos políticos de todas las posiciones ideológicas, surgen estás preguntas: ¿Qué pasará con Costa Rica? ¿Quién piensa en esa Patria, nuestro hogar?