Thursday, August 15, 2013

LA VOZ DEL PUEBLO Rv: “Saber” y “quehacer” en el naufragio de la alianza política opositora/José Luis Vega Carballo



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De: Naila Morales <naimovcr@yahoo.es>
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Enviado: Jueves 15 de agosto de 2013 11:23
Asunto: "Saber" y "quehacer" en el naufragio de la alianza política opositora/José Luis Vega Carballo

"Saber" y "quehacer" en el naufragio de la alianza política opositora

Fuente: José Luis Vega Carballo  |  2013-08-14
Columna "Pensamiento Crítico" en diario digital ELPAIS.COM

No deben repetirse a futuro ciertas lamentables prácticas 

Aparte de cualesquiera otras causas o condiciones que condujeron al traspié sufrido en las negociaciones que se entablaron por parte de cuatro partidos de oposición del centro-izquierda -Acción Ciudadana (PAC), Frente Amplio (FA), Alianza Patriótica (AP) y Patria Nueva (PN)-, adicionalmente hay que tomar en cuenta la estrategia o forma de organizar las prácticas individuales y grupales desplegadas durante el proceso negociador mismo; es decir, hay que desechar de plano algunas pésimas costumbres y tradiciones  ticas en materia de negociación política que la tornan mañosa. Debemos en nuestro país tomar más en cuenta el "saber" sobre la materia derivado del conocimiento y la experiencia acumulados por las Ciencias Sociales y la Ética; y, a la par de ellas, adoptar el "quehacer" o conjunto de normas y procedimientos que respalden las mejores y más efectivas conductas de los actores, indispensables para acercarlos al logro de acuerdos con contenidos positivos, sostenibles y defendibles a la luz pública (o sea, transparentes y decentes), lo cual debe ser el objetivo a alcanzar en las negociaciones políticas. 

Tomar a esas prácticas, a esas conductas a la vez personales y sociales, como foco de análisis para que no se repitan de ahora en adelante, es lo que deseamos y haremos aquí con el afán de completar diversas interpretaciones sobre el por qué del fiasco y de cuáles fueron los móviles e intereses dieron al traste con un proceso que casi todos, participantes y espectadores, creían en las tiendas de la oposición que iba a ser exitoso, pero que al final no lo fue. Un hecho bastante lamentado por multitud de ciudadanos, convencidos de que allí cuajó otra gran ganancia más para el Partido Liberación Nacional (PLN) en su avance triunfalista hacia las elecciones de febrero del 2014. 

No sembrar más desaliento, sino una nueva y sabia esperanza

Ahora, debido al entuerto de los cuatro partidos opositores, hay quienes llegan a temer – y no sin fundamento- que continué extendiéndose y reforzándose el desánimo del electorado mayoritario –cerca de un 60%- que en las encuestas recientes aparece rechazando a esta agrupación y su continuismo. Son aquellos que tampoco respaldan al PUSC ni a los Libertarios, y se hallan confundidos por no saber qué hacer ni por quién votar para que las cosas cambien a partir del 2014 en el escenario político. Incluso se teme que miles y miles de estos empadronados dispuestos a votar no lo hagan al final, para así darle un castigo con su abstencionismo a las agrupaciones opositoras al PLN que naufragaron en su intento de forjar una coalición y que, como si nada trascendental hubiera pasado, se aprestan despreocupadas a ir por separado a las urnas en pos (cuando más) de un segundo lugar en la contienda presidencial; y casi todas aspirando a hacerse de unas cuantas curules en la diputadil para así mantener alguna vigencia y poder acceder al pago de la deuda política.

Hay que evitar los estilos y las prácticas negociadoras trinqueteras

No habrá salida airosa para las agrupaciones opositoras de centro-izquierda arriba mencionadas, más allá de continuar dialogando entre ellas y sin dispersarse, dejando entonces de lado, si no lo hicieran, una oportunidad que aún tienen: la de formar algún tipo de alianza informal (no ya una coalición formal) fraguada sobre la marcha, y ojalá de aquí a fin de año; algo que podrían ofrecerle a modo de "regalo de Navidad y Año Nuevo" al gran electorado reacio a votar por el PLN y su proyecto repeticionista. 

Ese proyecto verdiblanco tiene otra arista, la cual, vale la pena recalcarlo una y otra vez, no lo es solo en la vía del continuismo encaminado a detentar el poder desde Zapote una vez más (sería en esta ocasión una tercera administración consecutiva del PLN con Johnny Araya al frente) sino, además, en la del propósito de resucitar el antiguo bipartidismo, el cual se creía superado. Y, a nadie escapa, que esto último es acariciado en la fingida acera de enfrente del PLN, por muchos (esto si no la gran mayoría) de los dirigentes del PUSC. Esto implicaría el volver a compartir el poder con el PLN como antes, forjando reiteradamente una alianza parlamentaria derechista a la cual bien podrían a sumarse los Libertarios, todo ello a cambio de concesiones o prebendas, como ha sido la costumbre.

Hay una opción que vale la pena valorar y estimular

Por eso, desde el lado de la oposición a tales turbios designios, importa revisar críticamente lo ocurrido con la fenecida coalición amparada al Código Electoral y aprovechar sin dilación las nuevas condiciones que favorecen la prolongación y aceleramiento de las negociaciones que hubo entre el PAC, FA, AP y PN, pero con base en un procedimiento distinto que no haga a los actores incurrir en varios errores. Y al hacerlo, hay que poner énfasis en el estilo a seguir y en la organización del proceso, en su mecánica procedimental propiamente, así como en la confección de la agenda de la negociación entre los más altos dirigentes de esas agrupaciones. Porque, desde nuestro punto de vista, una de las mayores fallas que tuvo el proceso anterior fue precisamente la que mostró el conjunto de prácticas o interacciones entre los principales actores protagonistas.

Lo primero es dejar de lado viejas prácticas nocivas

En efecto, desde hace muchos años quienes entran en las negociaciones políticas lo hacen siguiendo la mala praxis del "toma y daca" o del trinquete, en donde sólo se cede ante ofertas oportunistas que una de las partes le hace a la otra. Claro está, siempre a cambio de que ésta le haga una concesión, le otorgue algo a cambio; por ejemplo, un bien o servicio, sea de propiedad privada o pública, o algo de elevado valor simbólico muy codiciado que realce su estatus, su prestigio u honor social, o bien su poderío e influencia políticos. 

En ese caso, las partes solo pactan si acceden mutuamente a satisfacer sus exigencias y se avienen a un resultado donde, como se dice ordinariamente en este tipo de intercambios, "no puede haber almuerzo gratis, ni pelo sin sangre"; indicando con este decir que en cualquier negociación se gana algo, pero también se pierde, se debe sufrir algún daño o pérdida sensible, con lo cual se revela con claridad el primitivismo del enfoque y de su práctica trinquetera. A veces las diferencias se "parten a la mitad", bajo el supuesto de que el punto o término medio es siempre y en todo el más justo, razonable y equilibrado, lo cual es una falacia, como veremos, como lo es seguir apegados al trinquete porque no hay otro estilo mejor para zanjar diferencias que éste.  

Esa es una forma grotesca, dura, de estilo gladiador y agresivo, para negociar; y, en general, es un modo muy poco profesional y ético de proceder en negociaciones u otros procedimientos que existen para zanjar diferencias y disputas, las cuales pueden ser de muy distinta naturaleza material y no material, patrimonial o no patrimonial, incluidas allí las de tipo político, donde también hay realidades o productos tangible o intangibles en juego. 

Nos referimos, a las mediaciones y arbitrajes, que son maneras alternativas que se tienen a mano si una negociación fracasa y no llegarse a un acuerdo aceptable para los implicados. Tanto la negociación, como estos otros procedimientos tienen la ventaja adicional de que están respaldados por una ley, la No. 7727 de "Resolución alterna de conflictos y promoción de la paz social", plenamente en vigencia junto a su reglamento; y la cual puede utilizarse si se desea darle fuerza de ley a los acuerdos y homologarlos ante un juez de la República. 

Desafortunadamente, la técnica del gladiador recio, que quiere sacarle toda ventaja a su contraparte, es casi la única forma o estilo de negociar que maneja nuestra clase política y que vemos utilizarse todo el tiempo en nuestra Asamblea Legislativa, vuelta un detestable campo de medición de fuerzas. En momentos álgidos, éste se vuelve un verdadero campo de batalla entre puros trinqueteros, para no decir una auténtica cueva de Alí Babá. Con esta técnica perversa, el objetivo de las partes es salir "con los tacos hacia adelante", o sea, hacerse daño y poner a la contraria contra las cuerdas, debilitarla y forzarla a dar un "sí", el que puede ser equivalente a una rendición incondicional. 

Con esa conducta tan agresiva y machista, es usual que las  partes en contienda caigan una y otra vez en la generación de pérdidas mutuas, siguiendo el desequilibrado esquema de "perder-perder" o de "ganar-perder". Al final del proceso, si se alcanza algún acuerdo, éste no les deja contentos ni satisfechos; menos ser una garantía de un cese de hostilidades y de un retorno a la calma. Ello  debido a que esa clase de acuerdos se hacen insostenibles a futuro y reabren el conflicto que se proponían finiquitar; o generan nuevos conflictos al no crear un clima de normalidad para que las partes reinicien su relación bajo mejores premisas.

Veremos la semana entrante qué otra alternativa de estilo y método existe, para desterrar el estilo trinquetero e incivilizado de negociar. Los integrantes de una alianza opositora deben familiarizarse con esta alternativa si desean aproximarse haciendo uso de una técnica más apegada a la ciencia y al profesionalismo, a la ética y la moral, al logro acuerdos fructíferos y bien balanceados que, aunque fueren de carácter informal, no por ello tienen que ser menos efectivos y sólidos; tampoco estarían con ello violentando la ley electoral, pudiendo hasta  validarlos mediante el uso de la Ley 7727 antes mencionada (o Ley de RAC), en este caso para darles suficiente fuerza legal si lo desearan los partidos involucrados.