DOS POSICIONES SOBRE EL CAMBIO SOCIAL
Humberto Vargas Carbonell
A no pocas personas interesadas en la política, igual que mí, nos llamó la atención la declaración del señor Gerardo Vargas diputado del Frente Amplio según la cual "ESTE GOBIERNO DEL PAC ES UNA TRANSICIÓN A LA IZQUIERDA". Como es imposible aceptar esta tesis, consideramos necesario analizar los problemas implicados en esa declaración. Trataré de hacerlo a mi manera, sin otro propósito que estimular la discusión de los asuntos nacionales, más allá de las estrechas fronteras electoreras.
Me parece que el sustantivo "transición" aplicado a la política puede entenderse de dos maneras. Una, según la cual "la transición" es un proceso sin saltos dialécticos, es decir que un gobierno burgués por la propia lógica de del sistema pueda ser mecánicamente sustituido por un gobierno de izquierda que, se supone, será el portador de una profunda y popular transformación de la sociedad. El otro entendimiento supone que la agudización de los conflictos de clase y del modelo de explotación imperialista prepara a las masas para la lucha directa por el paso del capitalismo neoliberal a un modelo de sociedad socialista.
Interpreto que el señor diputado se refiere al primer sentido, es decir aquel prevé un tránsito sin saltos de lo viejo a lo nuevo, es decir, un proceso que se realiza al margen de la acción política de las masas. El proceso de la acción popular queda así la lucha puramente electoral.
Nosotros pensamos que esto no puede seguir ese camino, sino otro que va en dirección contraria.
Ante la posibilidad de que el Frente Amplio pudiera alcanzar una mayor votación se desató una campaña brutal. Es lo que ellos mismos bautizaron con el nombre "campaña del miedo", denominación que nos parece incorrecta, puesto que sería válida si realmente logran atemorizar a los luchadores.
Imaginen lo que ocurriría en este país si la burguesía llegara a la conclusión de que la "izquierda", en sentido genérico, pudiera hacerse del gobierno. La lucha de clases inmediatamente tomaría un carácter especialmente violento, frente a lo cual la mal llamada "campaña del miedo" no sería más que un juego de niños.
¿Cuál es la raíz entonces del error de quienes se apegan al electorerismo?
Nos parece que es en gran medida el reflejo de la falsificación permanente, tanto en los medios como en las escuelas, de la realidad social. Sin arrancar la máscara que la oligarquía ha colocado delante de la realidad no será posible comprender bien en qué tipo sociedad nos corresponde actuar y en consecuencia tampoco encontrar las vías para superarla.
Es evidente que cada clase analiza los fenómenos sociales desde una óptica ideológica diferente y que el resultado del análisis determina la acción política.
Pensamos que el deber las izquierdas, comunistas o de otra orientación, es volcar su mirada sobre la realidad de los que sufren, de los obreros explotados, de los campesinos sin tierra, de los pescadores sin derechos, de los habitantes de los tugurios, de los aborígenes explotados sin tregua durante más quinientos años, de los jóvenes desocupados empujados por la miseria a los vicios y a la prostitución, de las madres solas sacrificadas al extremo por la sobrevivencia de sus hijos: de todos los discriminados por una burguesía apátrida, insensata y avarienta. Determinar quiénes son los que están destruyendo al planeta y con ello la vida misma.
Al lado de esta realidad hay otra, la de los oligarcas, de los que entregan lo que NO les pertenece a los monopolios imperialistas y le roban su sudor a los trabajadores, a los grandes banqueros, que son verdaderas sanguijuelas que se alimentan de lo que chupan al esfuerzo de toda la sociedad. Es un cardumen de pirañas reclamando el "derecho" a devorar a los demás. A ese infame "derecho" es al que aquí y afuera le llaman "democracia", por supuesto carcomida por la corrupción, hipocresía y el puritanismo.
Es claro también que entre estos grupos sociales hay estamentos medios, que cada día están más lejos de los oligarcas y más cerca de los explotados. Estos, víctimas propiciatorias de la llamada "diferenciación social" que no es más que un eufemismo para callar una verdad: vivimos en una sociedad cada día más injusta.
Pues de esta diversidad social, los comunistas hemos optado por los pobres, contra los explotadores y con una gran esperanza puesta en los sectores medios.
Si se acepta esta realidad aquí resumida no queda lugar para la indiferencia, ni para la neutralidad. El camino es optar. El que no opta traiciona.
LOS OBREROS EXPLOTADOS Y LAS CLASES DOMINANTES
En dependencia del análisis social se asumen las posiciones política, pero no arbitrariamente, sino en relación con una concatenación dialéctica que, por eso mismo, rechaza las interpretaciones formalistas y las que no pasan de ser simples introspecciones.
El individualismo es la negación de la ciencia social y, a menudo, simplemente una especie de solipsismo, que por sus consecuencias vendría a ser la mayor inmoralidad social.
Los individualistas me traen a la memoria a un extraño y sinvergüenza personaje de un poema de Luis de Góngora, que ustedes fácilmente recordaran.
Ándeme yo caliente
Y ríase la gente.
Traten otros del Gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequilla y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente
Estas líneas las guardo en la memoria porque siempre he pensado que serían excelentes como primer párrafo de un himno de UCAEP. Con gusto las comunicaría si supiera que alguien haya decidido dedicar su talento a tan innoble propósito.
Los oligarcas fácilmente olvidan sus rencillas cuando ven en riesgo sus ganancias y, como el dinero no es portador de ningún propósito honesto o generoso, unidos se comportan como fieras hambrientas, aunque tengan repletas sus barrigas.
Cuando les es posible lograr sus propósitos con cierto grado de paz social, lograda con el uso de recursos ideológicos e imposiciones, encubren su explotación con pequeñas obras caridad, que son la demostración de la mentira sistemática de burgueses y de gobiernos ineficientes o, en el peor de los casos, corruptos.
Me parece que es oportuno preguntarse ¿Cuál es la fuente de la ganancia capitalista? Pues el trabajo de los asalariados o de los siervos o de los esclavos.
La fuente de todo enriquecimiento—de manera directa o indirecta—es la explotación del trabajo ajeno.
Los explotados reciban una parte de la riqueza producida, el resto se lo apropia el burgués.
A quien le interese lo que aquí resumimos tan sencillamente como nos es posible, debe estudiar "El Capital" de Carlos Marx.
El capital tiene su razón de ser en el afán de alcanzar la máxima ganancia y el obrero lucha por obtener una parte justa de la riqueza producida por su trabajo.
No es difícil percatarse de que este proceso de la producción material es la fuente directa y primaria de la lucha de clases.
En las condiciones del capitalismo es el antagonismo entre ganancia y salario.
Este antagonismo no desaparece automáticamente, genera una lucha permanente que se expresa políticamente con la existencia de una clase dominante y otras subordinadas.
La clase dominante subordina a sus intereses toda la institucionalidad, los poderes públicos (Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial y otras instituciones anexas). La principal tarea del aparato represivo es precisamente defender los intereses de la clase dominante.
Vale la pena recordar y examinar en la lucha generada por la promulgación (pospuesta) de la Ley Procesal Laboral.
Las cámaras patronales y su cúpula (UCAEP) gritan y patalean y, como cada vez que se dicta una norma laboral, anuncian su inminente ruina. Esto no es tanto la oposición a laley como el intento de debilitar al Gobierno y someterlo más y más a sus intereses. En este campo han tenido éxito. También ganan terreno en el propósito de desprestigiar a la izquierda parlamentaria, a la que han puesto de rodillas, con la salvedad de la diputada Ligia Fallas.
Todos esos escándalos son prueba de su miedo y de su afán de conservar el poder absoluto. Temen al pueblo, sus debilidades las compensan obligando a los poderes del Estado a ser más eficiente en la defensa de los intereses capitalistas.
Esta conducta es vieja en la historia. El lloriqueo capitalista es siempre el anuncio de la más brutal represión. También el Libertador tuvo que enfrentar esas maniobras. Juan Rafael Mora Porras, al momento de la recepción del Ejército Vencedor, en 1856 dijo: "Yo también he lidiado con mil dificultades, contra la escasez y la inercia, contra el egoísmo y la pusilanimidad de esos seres a quienes el más leve revés espanta, para quienes la más ligera nube es una tempestad que augura un naufragio porque no se han convencido de que la gran virtud de un patricio es la indómita constancia en la próspera o adversa fortuna".
La política se desnaturaliza cuando se convierte en un intercambio de temores. Es admisible el temor de los burgueses y de los imperialistas ante los revolucionarios de todos los signos. Esto es comprensible porque están cuidando sus privilegios, pero es inadmisible entre en las fuerzas populares, puesto que precisamente el temor obstaculiza la lucha por un futuro de justicia social, de defensa de la patria y de lucha contra la pobreza y la corrupción. No habrá cambio social sin audacia, sin espíritu creador y sin un esfuerzo sostenido por la unidad popular.
La derivación más sabia de la definición de la historia que hacen Marx y Engels al inicio del Manifiesto Comunista enseña que la historia la hacen las masas, no los líderes ni los partidos. La hacen las masas cualquiera sea la vía por la que se busque la transformación revolucionaria de la sociedad. Ninguna alianza con las fuerzas de derecha, con la oligarquía y los yanquis permitirán ningún progreso realmente popular. En Europa y también en América Nuestra, partidos que nacieron como revolucionarios se corrompieron en la unidad con la burguesía; entonces se les puso el mote de "democráticos" aunque se trataba de una gavilla de traidores. Dos ejemplos: El "Partido Obrero Socialista Español" que terminó siendo representante de la gran burguesía y el imperialismo; lo mismo podemos decir del APRA. Son capaces de ganar elecciones pero no de cumplir las aspiraciones objetivas del pueblo trabajador.
LA LUCHA POR EL SOCIALISMO DEBE SER ORIGINAL
Muy a menudo ciertos sectores oportunistas, con el evidente propósito de desprestigiar a los comunistas, marxistas-leninistas, y a todos los revolucionarios, se nos quiere enfrentar con un supuesto "comunismo a la tica".
Hablar de comunismo a la tica es un pleonasmo, puesto que toda la vida política de este país es un fenómeno nacional. La entrega de las riquezas nacionales a monopolios extranjeros es entreguismo y traición a la tica. La corrupción es corrupción a la tica. Hasta los errores políticos son errores a la tica. La aceptación de influencias ideológicas y políticas que vienen de afuera es también una aceptación igualmente a la tica.
Si no fuera así la lucha política no sería posible.
En broma: de otra manera para luchar contra los monopolios tendríamos que invadir los Estados Unidos. La lucha contra los monopolios se hace aquí, en combate contra los entreguistas. Así hace frente a cualquier otro problema.
Así que "el comunismo" a la tica al igual cualquier otra corriente política es tica por definición; así que este no es el problema.
El problema surge cuando se plantean los problemas de la lucha política en nuestro propio país, principalmente en el análisis de correlación política de las clases sociales.
En el Partido Vanguardia Popular se discutió intensamente sobre estos problemas, pero nunca, que yo recuerde prevaleció el contenido esencial de la tesis del comunismo a la tica, aunque siempre estuvo presente.
¿Cuál es el problema principal?
Dilucidar el contenido del concepto "democracia".
En primer lugar es imprescindible señalar que ningún modelo político puede ser definido haciendo abstracción de la clase dominante. Bajo el dominio de la burguesía y de los monopolios imperialistas la Democracia será necesariamente "democracia burguesa", por el contrario si la clase dominante fuera la clase obrera y otros sectores populares, la democracia será una democracia proletaria o popular. En esta materia no existen otras opciones, sin su adjetivación social, el concepto "democracia" quedará absolutamente vacío.
Si los comunistas no lucharan por sustituir el dominio de los explotadores por una transición al socialismo habría que concluir que están fuera de la historia. Su presencia en la lucha social no tendría sentido.
Ante este planteamiento no faltaría quién nos preguntara: Da lo mismo un régimen burgués en que se respetan los derechos humanos y un régimen igualmente burgués pero de corte represivo o abiertamente fascista.
Por supuesto que no es lo mismo, por supuesto que estas diferencias son importantes y, determinan nuestra táctica e incluso nuestra estrategia política. Por principios estamos en contra del fascismo y de cualquier forma de violencia contra el pueblo, pero esto no nos obliga a convertirnos cómplices del poder burgués ni de su intrínseca corrupción, ni a renunciar a la lucha por el socialismo.
En los años treintas la Internacional Comunista llamó a los partidos comunistas a luchar por la organización de frentes populares, es decir, a crear organizaciones ampliamente unitarias para hacer frente al fascismo. Esta tendencia se reforzó durante la segunda guerra mundial por dos razones fundamentales: la colaboración de los Estados Unidos y otras potencias imperialistas con la Unión Soviética y porque en el movimiento comunista se aceptaron las concepciones del entonces Secretario General del Partido Comunista de los Estados Unidos, conocidas como browderismo.
Browder sostuvo la tesis de que la colaboración de los Estados Unidos y la Unión soviética se prolongaría más allá de la derrota de los nazis, estas tesis permitieron alianzas diversas entre los gobiernos burgueses y los partidos comunistas. Pero la tesis resultó fallida y hasta absurda como lo demostró la aparición de la llamada Guerra Fría.
La colaboración en la guerra se sustituyó por el más feroz anticomunismo y se rompieron todas las formas de colaboración entre la burguesía y los comunistas.
Como conclusión podemos afirmar que la alianza de la burguesía con el pueblo, con los partidos comunistas y otras fuerzas populares, será siempre coyuntural y como norma terminará en un rompimiento que puede ser violento.
Esa fue la lógica política de la experiencia de colaboración del Partido Comunista con el Gobierno de Rafael Calderón Guardia. Los comunistas dejaron una herencia invaluable en la Garantías Sociales, el Código de Trabajo, creación de la Caja Costarricense del Seguro Social, pero fueron víctima de crímenes atroces, de persecución, cárcel, exilio e ilegalización del Partido y disolución violenta de los sindicatos clasistas.
La alianza con un sector de la burguesía desató en los años cuarenta una violenta lucha de clases generada principalmente por la reforma social.
A menudo los interesados en ocultar la verdad y hacer prevalecer los engaños explican la lucha de clases como una acción unilateral de los obreros y otros sectores popular; se trata de una tergiversación de la realidad. Lo que es permanente y sistemáticamente organizado es la lucha de la burguesía contra el pueblo, lucha que se da en todos los órdenes de la actividad social. Podríamos dar múltiples ejemplos que corroboran lo dicho, pero nos bastaría con citar los nombres de trabajadores asesinados en las luchas obreras o campesinas.
No es necesario ser comunista para entender que los interese de los trabajadores y de los explotadores son antagónicos.
EL COMUNISMO A LA TICA
El concepto "comunismo a la tica" fue expresado por el c. Manuel Mora Valverde, en un conocido discurso pronunciado en 1937 y con motivo de la campaña electoral.
La derecha y los oportunistas de todos los tipos le atribuyeron un contenido muy lejano al propósito primario del c. Manuel, pero lamentablemente estas interpretaciones terminaron por seducirlo. En vez de combatirlas las avaló y trató de ponerlas en práctica.
El contenido vulgar y matizado por los enemigos y los oportunistas nunca fue el meollo de la política del Partido Vanguardia Popular.
Como es bien conocido la línea política fundamental del partido comunista es establecida por las resoluciones de sus congresos y en ninguno de ellos se fijó la llamada política del "comunismo a la tica". Nunca fue una doctrina y mucho menos una estrategia permanente del partido comunista.
Para confirmar lo que digo bastaría con leer los documentos de esos congresos. Después de la guerra civil se realizó el 10 congreso, ahí no estuvo presente, porque estaba en el exilio el c. Manuel Mora. Los trabajos fundamentales de este congreso fueron realizados por el camarada Arnoldo Ferreto.
El 11 Congreso fue organizado principalmente por el c. Ferreto y por quien escribe.
En el 12 congreso algunos compañeros entregamos al Comité Central los documentos que fueron después sometidos al congreso.
En el 13 congreso el c. Mora se negó a presentar los documentos al Comité y esa tarea debió ser realizada por otros compañeros, entre los cuales estaba incluido el autor de estas notas. Un día antes del congreso caí enfermo y estuve durante tres meses encamado, primero en Costa Rica y luego en Cuba.
Manuel Mora joven, siendo diputado, pronunció varios discursos, brillantes y valientes, en defensa del marxismo-leninismo. Estos textos destruyeron el carácter de las argumentaciones anticomunistas de la época que fueron hechas añicos por los razonamientos del diputado comunista.
Basta con leer estos discursos para convencerse de que los argumentos anticomunistas eran superficiales pero brutales. Se trataba de una reedición de los argumentos utilizados contra la Comuna de París y otros, "refinados" por el FBI.
Se hizo frente a las calumnias que atribuían a los comunistas el propósito de ensangrentar el país y de establecer en régimen comunista con características falsas, precisamente fabricadas por los enemigos del pueblo.
Este modelo de enfrentamiento político se agudizó con la crisis del capitalismo de los años 1929 y siguientes. Entonces se desarrolló un movimiento de protesta generalizado, en los que jugaban el rol más avanzado los desocupados. Entonces el partido fue brutalmente perseguido y buen ejemplo de ello fue la condena a Carlos Luis Fallas, según la cual fue confinado en Puerto Limón.
En esas condiciones el partido se preparaba para participar en las elecciones de 1938, en las cuales resultó electo León Cortés Castro. Es en ese contexto que se hace el discurso en que Manuel Mora hace mención de "comunismo a la tica".
Algunos momentos relevantes del discurso
a) Dos preguntas: ¿Tiene planteada nuestro partido en Costa Rica la necesidad de realizar una revolución violenta?
No estaba planteado tal propósito.
b) "¿Es la construcción del comunismo integral lo que nosotros queremos realizar en la primera oportunidad?"
Obviamente no había condiciones para la construcción de una "comunismo integral", esto era evidente para cualquier análisis de las condiciones sociales del momento. Aún en este momento e incluso cuando existían al URSS y el Campo Socialista, nadie en su sano juicio podría plantearse la construcción de una sociedad comunista en Costa Rica. Lo que se quiso decir y se dijo mal es que eran falsos los argumentos anticomunistas de la oligarquía y de los imperialistas. Pero este planteamiento no debió servir para avalar la tesis de la renuncia de la lucha de clases y de la aspiración de vencer a la burguesía e iniciar un proceso de tránsito al socialismo.
c) Agrega:…"Por el contrario, nuestro Partido, en Costa Rica, tiene que hacer toda clase de esfuerzos para defender las instituciones democráticas. Porque estamos convencidos de que en el presente momento histórico, la forma democrática de nuestra vida política es la que más conviene a nuestro pueblo. Eso, sin embargo, no quiere decir que estemos satisfechos con lo que existe. No lo estamos".
d) Luego: "Por un comunismo tico en ese sentido, será nuestra consigna en adelante. Quien se oponga a la realización de esa consigna no podrá ser un verdadero comunista costarricense"
Más tarde se habla del "régimen democrático".
Algunas cuestiones de las enumeradas merecen un comentario.
Los comunistas examinamos con profundidad y detalle la situación social para fijar una política. Aprendimos que sin una teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario, tal como lo dijo Lenin. Y esta teoría nos da los elementos científicos para organizar nuestras fuerzas y fijar los objetivos tácticos y estratégicos. Obviamente esta teoría no es tica, pero tampoco de ningún otro país, es el más profundo estudio del modo de producción y de las relaciones sociales y de la superestructura generados por el capitalismo. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico, es decir, el comunismo científico, no es un recetario de acciones, es una guía científica que permite entender las condiciones objetivas de cualquier sociedad capitalista y gracia a ella, con su aplicación es posible entender las condiciones concretas de una sociedad particular, con el propósito de elaborar los programas y propósitos revolucionarios. Este el tránsito dialéctico de lo general a lo particular.
No hay un marxismo a la tica y, obviamente, tampoco un comunismo tico. Lo que si hay es una política que necesariamente debe ser condicionada a las características económicas, sociales y culturales de los costarricenses. Un elemento central de la táctica es el estado de ánimo de las masas, su voluntad de luchar por la transformación revolucionaria de la sociedad.
Es necesario hacer la diferencia entre los conceptos "democracia" y "régimen democrático".
La democracia es un concepto que implica la medida de la participación de los ciudadanos de una determinada sociedad en la conducción de los asuntos públicos. Así existieron las democracias griega y romana, ambas esclavistas, o modelos de democracia en la edad media y puede también hablarse de una democracia capitalista o socialista. Esto significa que el concepto "democracia" no define el carácter de las relaciones de producción y el modelo de explotación de los trabajadores.
Pero cuando se habla de "régimen democrático",según los conceptos impuestos por los ideólogos burgueses, se tiene incluido el régimen socio-económico.
Esta es una debilidad del concepto de "comunismo a la tica" puesto que necesariamente arrastra una carga reformista, es decir, una renuncia a la transformación social. Pero lo más grave es que el concepto ha sido manoseado por los oportunistas y los burgueses que apoyándose en el prestigio histórico de Manuel Mora han logrado convertirlo en un arma contra los comunistas.
Bajo cualquier circunstancia renunciar al socialismo es caer en el oportunismo. No hay más que dos posibilidades en el mundo moderno: el socialismo o el capitalismo. No hay una tercera vía. Cómo se llega al socialismo y que característica tendrá el periodo de transición habrá tantas variantes como sociedades. Copiar es un error garrafal. Aplicar los principios no es copiar, es precisamente lo contrario, es aplicar la ciencia para ser racionalmente originales. Cada revolución debe ser original y sus actores, innovadores. Solo transitando ese camino es posible alcanzar la realización plena de los objetivos revolucionarios.
NO SOMOS ENEMIGOS DE LA DEMOCRACIA
Solo por estupidez o mala fe se puede difundir la idea de que los comunistas somos enemigos de la democracia, al contrario luchamos por una democracia superior fundamentada en la igualdad real de los seres humanos. Cualquier forma de discriminación es una limitación antidemocrática y los comunistas no aceptamos ninguna.
La participación democrática en los asuntos públicos no puede limitarse a la participación en un proceso electoral y menos aún si, como en el caso de nuestro país, existen brutales limitaciones para la organización popular.
A menudo los procesos electorales no pasan de ser simples mascaradas, en los que la participación popular está limitada por el uso de gigantescos recursos económicos y por el monopolio mediático.
La legislación electoral vigente es en esencia antidemocrática.
La valoración de la democracia burguesa no implica que en todos los casos y siempre los comunistas seamos sus enemigos. Esto depende de la situación concreta y no implica, bajo ningún concepto la renuncia a la lucha por el socialismo.
Los reformistas hacen una clasificación vulgar de la izquierda, de la cual la derecha obtiene buenos resultados. Nos referimos a aquellos que se autoproclaman "izquierda democrática" y a los revolucionarios como una izquierda antidemocrática.
Existe realmente una diferencia sustancial, entre los que han decidido, en cualquier caso, ser parte del sistema burgués y los que luchan por una transformación socialista.
Los revolucionarios comunistas jamás renuncian a su lucha por el socialismo.
Esta posición no implica, bajo ninguna circunstancia, que los comunistas no sepan valorar las diferencias entre una democracia en que se respetan los derechos humanos, ciertas libertades generalmente muy limitadas y un gobierno abiertamente represor o fascista.
Evidentemente frente al fascismo estamos siempre dispuestos a hacer un frente común con los sectores democráticos de la burguesía o bajo determinadas circunstancias unir fuerzas con estos sectores en luchas de carácter progresista.
Esto es lo que hizo el Partido Vanguardia Popular en las condiciones de la Segunda Guerra Mundial. La colaboración de la URSS y los Estados Unidos en el esfuerzo por la derrota del eje fascista, abrieron la posibilidad de una colaboración entre un gobierno que había declarado la guerra a los fascistas y un partido comunista. Esta alianza dio frutos muy importantes a la clase obrera, pero se rompió con la aparición de la Guerra Fría y culminó en una guerra civil, en la ilegalización de los comunistas, en la disolución de los sindicatos, en la persecución y horribles crímenes.
Sobre los acontecimientos de los cuarentas y los posteriores a la guerra civil queda mucho por investigar y escribir. Lo cierto es que hay una enorme cantidad de narraciones, pero muy pocas profundización. La historia tal como se ha contado por los vencedores después de 1948 es tan superficial como cualquier cuento de hadas.
Nada más que para mostrar que nuestras posiciones no son solamente nuestras, me parece oportuno copiar algunos párrafos escritos por nuestro maestro, V.I. Lenin. Dice Lenin: "Recordemos también el pasaje en el que se dice que los comunistas deben apoyar cualquier movimiento revolucionario contra el orden existente. Estas palabras son entendidas a menudo de un modo demasiado estrecho, con exclusión del apoyo a la oposición liberal. No se debe olvidar, sin embargo, que hay épocas en las que cualquier conflicto con el gobierno en el terreno de los intereses sociales progresistas, por insignificante que sea en sí mismo, puede, en determinadas condiciones (y nuestro apoyo es una de esas condiciones), convertirse en el incendio general". Más adelante dice: He ahí por qué nuestro deber primordial es explicar al proletariado, ampliar y, mediante la participación activa de los obreros, apoyar la protesta liberal y democrática…" Sigue: "con respecto a la lucha política en particular, el "punto de vista de clase" exige que el proletariado empuje hacia adelante todo movimiento democrático…"(Obras completas. Tomo V. Páginas 395-396. V.I. Lenin).
No somos indiferentes a ninguna lucha política avanzada y progresista, sin importar cuál sea su fuente principal. Hemos luchado en todos los movimientos reivindicativos, en todos los movimientos obreros y campesinos. Muchos de ellos han sido dirigidos por militantes de Vanguardia Popular y en no pocos compañeros perdieron sus vidas en el combate.
Mantenemos como consigna de lucha principal la lucha contra la burguesía entreguista y corrupta, que persigue a los obreros, a los campesinos, a las capas medias y a todos los trabajadores y sirve a los intereses imperialistas.
Es claro que todas las luchas de los comunistas tienen como norte el socialismo al cual se llegará por un camino abrupto y zigzagueante, con diversas formas de lucha.
Es absolutamente claro que al socialismo no se llegará por el perfeccionamiento de la democracia burguesa. La nueva sociedad no será el resultado de la evolución social, sino de un cambio revolucionario.
No habrá socialismo en tanto la burguesía sea la clase dominante y sus intereses los que gobiernen todo el manejo de la organización social y de los asuntos públicos. La burguesía tiene que ser sustituida por la unidad de las fuerzas populares como factor hegemónico en el desarrollo social.
UNIDAD POPULAR CONTRA EL NEOLIBERALISMO
El movimiento popular, las organizaciones sociales y los partidos de izquierda, se plantean como objetivo central la lucha contra el neoliberalismo y eso es correcto. La agudización de las lacras de la explotación del hombre por el hombre y su etapa de dominio sobre pueblos enteros ha alcanzado con sus tentáculos a muchos millones de seres humanos.
Nos parece que esa justa lucha tiene dos vertientes principales: la lucha contra el neoliberalismo en sí y los que emprenden la misma lucha, partiendo de concepción de que este combate es esencialmente anticapitalista.
La primera concepción concibe la lucha como un instrumento de justicia social y de respeto a la autodeterminación de los pueblos en el marco de las relaciones de producción capitalista, es decir, de un capitalismo reformado. La segunda lo entiende como una lucha en primer lugar anticapitalista y que, no habrá, en el momento actual cambios profundos, sin derrotar a la burguesía y garantizarse la soberanía, el respeto a los trabajadores y campesinos y la recuperación de una plena la propiedad sobre los recursos naturales explotados por monopolios imperialistas.
La derrota del capitalismo no es un acto fulgurante y único; la transición al socialismo es proceso prolongado, complejo y lleno de peligros.
Pensamos que el neoliberalismo no es una concepción nacida en las universidades o un simple acto de maldad de algunos gobernantes de las potencias imperialistas. Es parte del desarrollo objetivo del capitalismo-imperialismo, de la garantía de la máxima ganancia y del poder sobre los pueblos sometidos. Es una manifestación la crisis económica prolongada y que tiende a hacerse permanente, a la que se suman otros factores como son la crisis medioambiental, la pobreza extrema, la crisis cultural, la desocupación crónica y otros factores como la "ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia", cuyo estudio fue desarrollado por Carlos Marx, en El Capital" (Tercer Tomo-Sección Tercera-Capítulos XIII, XIV y XV).[i]
Esta ley obliga a los capitalistas a buscar modos de contrarrestar sus efectos con el propósito de mantener o aumentar sus ganancias.
La ley no puede ser ignorada pero sí contrarrestada y de esto se ocupa el Capítulo XIV, ante señalado. Marx señalan entre las causas que contrarrestan la ley las siguientes: Aumento del grado de explotación del trabajo, Reducción del Salario por debajo de su valor, Abaratamiento de los elementos que forman el capital constante, La superpoblación relativa y el comercio exterior, Aumento del capital-acciones.
Lo dicho hasta aquí es el señalamiento de los temas desarrollados por Marx, no es un resumen, es apenas una invitación a la lectura.
Pero podemos afirmar que la ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia es una ley objetiva del desarrollo capitalista y que la burguesía utiliza diversos recursos para contrarrestarla. En la categoría de instrumento para anular relativamente su influencia debemos incluir el neoliberalismo, que es la concentración de los recursos económicos, políticos, ideológicos y militares para la sobreexplotación de los trabajadores y de pueblos enteros.
Esto es lo que nos permite concluir que la lucha contra el neoliberalismo es esencialmente la lucha contra el capitalismo-imperialista.
Para el capitalismo el único camino es exacerbar la explotación de los trabajadores asalariados, de los campesinos, de los pequeños y medios empresarios y de pueblos enteros a través de sus enormes bancos y de los monopolios no directamente financieros.
La lucha anticapitalista si es seria debe ser revolucionaria. El reformismo es cada día más superficial y más ineficaz.
La opción anticapitalista es el socialismo. No hay tercera vía. Precisamente por esa razón es que el oportunismo termina siempre siendo un arma de los capitalistas, sobre todo en los momentos críticos de su modo de producción. Pasada la crisis pierden el filo y pasan a ser uno más en la política burguesa.
UNIDAD POPULAR CAMINO DE LA REVOLUCIÓN
Para las organizaciones que pretenden ser una fuerza motriz del cambio social, para crear una nueva sociedad justa y un país realmente independiente, la unidad es un elemento esencial. Igualmente importante es la unidad de diversas organizaciones, constituidas como un sistema de colaboración o una coalición formal.
La unidad de los partidos y de las organizaciones sociales son los fundamentos de la unidad popular, sin la cual no se puede ni siquiera pensar en una victoria de la izquierda.
La división de las organizaciones de izquierda es un arma fundamental para la oligarquía, el imperialismo y toda la derecha.
Los comunistas hemos tenido que enfrentar dos procesos de división todos igualmente nefastos, la división o rompimiento de la coalición Pueblo Unido y después la División de nuestro propio partido.
No voy a hacer la historia de la división del PVP, entre otras cosas, porque esos detalles no caben en este escrito y porque estoy escribiendo sobre ese tema con algún detalle.
Me parece que hay dos antídotos contra la división, primero lograr un modelo de solución de las discrepancias políticas de fondo, sin injurias y sin amenazas, basados todos en la tolerancia y el respeto mutuo y luego mantener un ejercicio de la crítica y la autocrítica, abierta, bien intencionada y respetuosa. La crítica debe excluir la prepotencia y la creación de esferas impenetrables, exclusivas de algunos dirigentes. La discreción y la compartimentación, imprescindibles en una organización revolucionaria, no debe servir de pretexto para sustituir la dirección colectiva por la prepotencia individual.
Si no se utilizan estos métodos es posible crezca la mala hierba de la corrupción en campos que deben mantenerse limpios e iluminados.
Todo esto ocurrió en el PVP. Frente a la división principal que fue un movimiento absolutamente injustificado aparecieron corrientes que podríamos llamar de subdivisiones sin sentido política, basadas exclusivamente en ambiciones personales.
De estas divisiones surgieron cuadros para la derecha y hasta para la derecha más corrompida y vendida.
La historia de cualquier división es una historia, para decir lo menos, muy amarga. Al lado de la acción de los interesados en el rompimiento, por diversas razones se marginaron de la lucha personas que habían demostrado ser consecuentes con sus firmes convicciones.
Creemos que es necesario unir a todos los que se consideran comunistas en las filas del PVP y a su vez lograr la conformación de un Frente de Unidad Antineoliberal. De esto depende la historia futura de nuestra patria.
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[1] UNA NOTA SOBRE LA LEY DE LA LEY DE LA TENDENCIA DECRECIENTE DE LA CUOTA DE GANANCIA
Hago esta nota para tratar de explicar de manera breve y obviamente absolutamente incompleta algunos de los conceptos que descubrió y utilizó Marx para explicar la LEY DE LA TENDENCIA D DECRECIENTE DE LA CUOTA DE GANANCIA y para invitar a los lectores que no lo hayan hecho, leer el CAPITAL, obra cumbre del más grande genio de nuestra época, Carlos Marx.
1.- El capital puesto en acción por el capitalista tiene dos componentes: Capital Constante ©y el Capital Variable (V).
El Capital Constante (edificios, instalaciones, maquinaria, combustible, materias primas y otros) se transfiere sin cambios en su valor y en la parte que corresponda, a los nuevos productos.
El Capital Variable (V) es la parte que se invierte en el pago de la fuerza de trabajo de los obreros, es decir, en los salarios.
El capital variable si cambia su valor en el proceso productivo: una parte se aplica a los salarios y de la otra se apropia el capitalista. La ganancia del capitalista es una parte del valor producido por el trabajador y de la cual se apropia el explotador.
El capital productivo es la suma del capital constante y el variable. En una jornada , una parte de la nueva riqueza producida por el trabajador se convierte en el salario y, la otra parte, se convierte en plusvalía, que es la fuente de toda ganancia.
2.- En el proceso productivo las dos partes del capital son inseparables y su relación, por el valor invertido, Marx la llamó "composición orgánica del capital".
Así que la "composición orgánica del capital" es la relación entre en valor del capital constante y el capital variable, es decir la relación entre la masa de capital invertida en medios de producción y la invertida en salarios.
3.- Marx dice: "… el incremento gradual del capital constante en proporción al variable, tiene como resultado de un descenso gradual de la cuota general de ganancia, siempre y cuando que permanezca invariable la cuota de plusvalía, o sea, el grado de explotación del trabajo por el capital. Ahora bien, hemos visto que es una ley de la producción capitalista el que, conforme va desarrollándose decrezca en términos relativos el capital variable con respecto al constante y, por consiguiente, en proporción a todo el capital puesto en movimiento y más adelante agrega: El descenso de la cuota de ganancia expresa, pues, la proporción decreciente de la plusvalía misma con respecto al capital total invertido y es, por tanto, independiente de cualquier eventual distribución de esta plusvalía entre diversas categorías".
4.- Marx insiste en que esta ley refleja una tendencia y que esta puede ser contrarrestada. Dice: "Este factor no anula la ley general. Pero sí hace que esta ley actúe más bien como una tendencia, es decir, como una ley cuya vigencia no es absoluta se ve contenida, entorpecida y atenuada por causas que la contrarrestan.
5.-La sobreexplotación, el capitalismo salvaje, la existencia de instituciones como FMI, Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio, son instituciones creadas precisamente para contrarrestar la vigencia de esta ley.
En las condiciones de la crisis actual, el capitalismo depende de la concentración de los capitales, de la dominación y explotación de pueblos enteros, de la agresividad contra los movimientos progresistas y revolucionarios.
Estos son elementos inherentes a la explotación pero externos, en esencia el modo de producción capitalista ha caducado.
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