| SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- En su largo recorrido desde el momento en que la bula papal "In Apostolatus Culmine" le dio la potestad y el privilegio de ser la primada de América, hace 474 años, la Universidad Autónoma de Santo Domingo ha tenido que sortear toda suerte de conflictos y vicisitudes que perduran en el tiempo. Su historia está plagada de luces y sombras. En ocasiones, las circunstancias políticas y sociales del país, en las que en un tiempo jugó un papel de primer orden, la han llevado a una especie de limbo del que ha salido a duras penas. Esa ha sido la historia de la universidad primada de América desde su fundación el 28 de octubre de 1538, con el nombre de Universidad Santo Tomás de Aquino. Cerrada en numerosas ocasiones, parece condenada a ser presa de sus propios conflictos internos, que en los actuales momentos se mantienen inalterables. Indagar la situación que enfrenta hoy día la UASD, con sus propuestas de reformas y modernización, cambios en su infraestructura física, políticas de control y transparencia, hasta la reestructuración interna en el campo académico, que incluye la revaluación y depuración de estudiantes y profesores, pone sobre el tapete las contradicciones entre los actores de la vida universitaria. El resultado es la obstaculización del desarrollo académico y el impacto negativo en la imagen que de ella tiene la mayoría de la población. La reflexión es del rector Mateo Aquino Febrillet, quien dice con pesar que estas pugnas hacen perder demasiado tiempo y distraen del proceso de cambio integral en que la universidad se encuentra inmersa. En el mejor de los casos se ralentiza la consecución de objetivos tan importantes como mejorar la pertinencia, calidad, trascendencia y transparencia institucional, a fin de que la UASD vuelva a los niveles de excelencia que la proyectaron en el pasado como una de las mejores de América Latina. Los actores principales de la vida universitaria coinciden en que los conflictos internos, que en la actual coyuntura tienen nombres y apellidos, mantienen a la UASD alejada de sus principales metas. Esta vez, la punta del iceberg de la crisis no exenta de violencia ha sido el aumento de los créditos, interpretado por los dirigentes de la Federación Dominicana de Estudiantes (FED) como claro indicio de los planes, de factura internacional, de privatizar la academia. En la lógica del sindicato estudiantil, el encarecimiento de los créditos actuará como un selector social, impidiendo a los más pobres tener acceso a las aulas universitarias. Es lo que piensa y dice Willy Pérez, vicepresidente de la FED. Aunque ve con buenos ojos algunas de las medidas que en otro orden han adoptado las autoridades, mantiene una oposición radical a la que eleva de 6 a 20 pesos el costo del crédito, que insiste en calificar de abusiva. La unilateralidad de la decisión también escuece el ánimo de los dirigentes estudiantiles, y así lo releva Pérez. Sus recriminaciones a las autoridades encuentran eco en el dirigente de la Asociación de Empleados Universitarios (ASODEMU), Ángel Osiris, otra las entidades que participan en el entramado de antagonismos, aunque esta vez en un plano secundario. Ambos concuerdan, además, en la insignificancia del aporte financiero del incremento a la solución del déficit presupuestario, lo que a sus ojos hace la medida aún más injustificable Para el rector Mateo Aquino Febrillet, que estudiantes y empleados hablen de privatización es solo fruto de la confusión. Desde que en 1961 a la UASD le fuera otorgada la autonomía, se aprobó una asignación equivalente al 5 % del Presupuesto General de la Nación, lo que nunca se ha cumplido. A lo sumo, le ha sido entregada la mitad, un 2.5 %, y eso rara vez. En la UASD posdictadura y contestaria, el cobro a los estudiantes comenzaría en 1966 y, desde entonces, ha variado poco. Esta es la razón, afirma el rector, por la que el Consejo Universitario, amparado en la legislación interna, decidió hacer algunos ajustes tarifarios. Por demás, Aquino Febrillet reitera la negativa rotunda de que existan planes privatizadores, de los que –si fueran ciertos— no sería jamás instrumento, defensor a ultranza de la autonomía, como dice ser. Para demostrar la debilidad de la acusación da por seguro que si el gobierno entregara a la UASD la asignación que demanda –además de la deuda acumulada— las autoridades darían marcha atrás a la medida y, como establece la Constitución, la educación superior estatal sería gratuita. El estudiante de Publicidad Francisco Mateo no se deja persuadir por las alegaciones del rector. Para él no solo el aumento de los créditos es parte de la conspiración contra el carácter público de la UASD, sino también las obras construidas por el gobierno del hoy expresidente Leonel Fernández. Por eso no ceja en afirmar que si este plan no existiera, las autoridades uasdianas habrían presionado a las pasadas autoridades a aumentar la asignación presupuestaria o a entregar los recursos necesarios para cubrir el déficit. Paloma Taveras y Diana Vílchez, estudiantes de Derecho, difieren de Mateo. Para ambas, el aumento de la tarifa tiene el efecto de crear un sentido de responsabilidad en el estudiante, obligándolo a tomarse "más en serio" la carrera. En lo que sí están de acuerdo Taveras, Vílchez y Mateo es en que una gran cantidad de estudiantes que protestan el por incremento, no tienen reparos en visitar los centros de diversión del entorno universitario y pagar hasta 120 pesos por una cerveza. No son la mayoría, desde luego, pero sí una cantidad indicativa de lo descaminados que pueden andar algunos juicios. Al final, de motivo de enfrentamiento que en ocasiones terminó en violencia, el aumento de las tarifas es problema postergado hasta el próximo inicio de semestre. Ahora ha entrado en un estado de latencia. Ivonne Ferreras/7dias.com.do |