De: Alexander Bonilla Duran [mailto:info@alexanderbonilla.com]
Enviado el: jueves, 22 de marzo de 2012 08:58 a.m.
Asunto: hISTORIAS DE MONOS....VERDADERAS...
HISTORIAS DE MONOS VERDADERAS…
EL SECUESTRO DE CUCO
POR: ALEXANDER BONILLA D
Se oye un disparo en la montaña y desde lo alto de un ceibo cae la
mamá de Cuco. Un bebé monito queda llorando y desamparado. Así
anduvo vagando varios días, hasta que cuando estaba muriendo lo encontró
doña Seidy, quien lo amamantó con chupón. Cinco años de alimentarlo con
2 botellas de leche por día, bananos, sandía, pina y pan. Cinco años de una
relación de amor que se truncó este enero pasado, cuando en forma
prepotente llegó a la Palma de Puerto Jiménez un guarda de vida silvestre y
decomisó el mono Cuco.
Nos contaron que en la separación se vivieron escenas desgarradoras.
El mono lloraba, gritaba y agitaba sus manos pidiendo clemencia y ayuda a
doña Seidy para que no se lo llevaran. La señora lloraba y gritaba también.
¿Por qué se lo llevan si ya estoy gestionando el permiso correspondiente ?,
decía doña Seidy. Pero la respuesta altanera del guarda fue "aquí el único
que manda soy yo y a mi nadie me pasa por encima".
Hoy doña Seidy en su soledad se pregunta ¿dónde está Cuco? Más
nadie sabe. Por ello, allá en la Palma, nos comprometimos a preguntar al
Director de Vida Silvestre de su paradero y que se estudie la posibilidad de
otorgarle el permiso y devolver el mono a esta señora. ¿Dónde podría estar
mejor cuidado y alimentado este monito que en hogar que le dieron cuando
lo salvaron de morir en la montaña?
Uno siente que a veces se quiere ser más "papista que el Papa" y que
lejos de beneficiar con la aplicación de una ley, más bien se perjudica. Si la
ley permite tener animales en cautiverio y se da un permiso, ¿porqué no
tramitar ágilmente ese permiso o dar un período de tiempo para
tramitarlo? ¿Porqué decomisar un mono que está bien cuidado y
alimentado, cuando hemos visto monos, lapas, pericos y otros animales en
hogares y hoteles donde la Ley de Vida Silvestre no se aplica?
Nos parece que el caso de Cuco se pudo manejar de mejor forma,
con más humildad, humanismo y sentido común.
LA MONA PANCHA….
Por.Alexander Bonilla D.
Estabamos realizando un inventario en el Parque Nacional Manuel Antonio, para una tesis de Especialización , donde planificamos el Desarrollo del Parque.
Nos fuimos a vivir varios días a Manuel Antonio. Uno de los compañeros era Willian Loaiza.
Los guardaparques nos habían dicho que tuviéramos cuidado de no dejar comida a la mano, porque en las noches entraba una mona y se comía todo. Creíamos que era una broma.
Una noche escuchamos un escándalo y gritos del William. Todos nos levantamos asustados, no sabíamos qué pasaba. Los gritos del compañeros eran desesperados y llenos de improperios.
Resulta que fue que la mona efectivamente se metió a la casa, y amaneció abrazada con Willian. Este, al ver semejante “novia” abrazándolo, se levantó como loco y asustado. Seguro al principio sintió algún calorcito y alguien peludo que lo abrazaba y besaba, y al devolverle el beso sintió las babas de la mona Pancha. Quién sabe que miró la mona en William, pero lo hizo su amor por un rato en la noche. Lo malo fue que no fue aceptada, porque la lanzaron y le gritaron de todo. Pobrecita Pancha. Lo único que quería era una noche de amor con su amado William.
La mona despechada, comenzó a gritar y hacer loco. Tiro todo en la casa y salió huyendo hacia la montaña. Por supuesto, nadie pudo dormir más. William trataba de quitarse las babas de la mona y el olor insoportable que le dejó.
Esto no es mentira. Lo vivimos y lo vimos. Por eso lo contamos. El resto de los días, la mona rondaba la casa como desesperada en busca de su querido William. Tuvimos que asegurar la casa para que Pancha no entrara a “violar “ su enamorado.
Tiempos después que terminamos el trabajo, supimos que la mona seguía rondando la casa, y entró en una depresión profunda. Los guardaparques lograron “cazarla” y la trajeron al parque Bolivar, donde terminó sus días.
Tal era la depresión de la mona, que un día , le dije a William que fuéramos a verla, que por lo menos le debía eso a la mona que lo amó en una noche. Lo logré convencer. Y no me van a creer. Desde el borde del foso, la mona, que hasta ese entonces estaba decaída y silenciosa, lo miró y se sintió feliz. Le lanzaba besitos y le hacía ojitos. Era toda ternura. Le llevamos felicidad a la Mona Pancha, que desde ese momento volvió a ser una mona feliz. Ahí murió al cabo del tiempo, recordando los besos y abrazos que le dio a su amor humano.
No se de quien fue la regresión genética, si de William o la mona, pero lo cierto es que les puedo contar que ese amor entre primates se dio, aunque uno fuera ya evolucionado.