Tuesday, March 20, 2012

[GUASABARAeditor] C’est moi L’État”

Puntos de vista 20 Marzo 2012
"C'est moi L'État"
Tony Raful
La frase atribuida al monarca Luis XIV podría servir de referencia histórico-cultural para definir la concentración de poderes del Estado dominicano en un solo grupo político, en un sector que de manera absoluta dispone de todas las esferas ejecutivas del ordenamiento jurídico político de la nación. Salvo en las dictaduras, no se conoce un ejercicio de poder que represente la voluntad de un segmento de la población en desconocimiento de los elementos que tipifican la pluralidad, la convergencia y el sentido de la responsabilidad civil dentro de un conglomerado contradictorio, diverso y heterogéneo.
En nuestro caso se lesiona la relación consenso-disenso y se debilita en grados extremos los niveles de representación, determinados por la voluntad popular. Si damos como ciertos en términos de saldo estadístico, los resultados electorales de la democracia representativa, tenemos que colegir que asistimos en nuestro país a una desproporción casi absoluta en los poderes del Estado a favor de un grupo o partido político.
El partido del gobierno no es, ni siquiera de acuerdo con las últimas elecciones congresuales y municipales, el partido mayoritario del país; sin embargo, controla todos los altos organismos de decisión del Estado, incluso en muchos casos sin el menor remilgo o enmascaramiento de las personalidades situadas en los comité políticos o cúpulas del partido oficialista. El comportamiento asumido por tres jueces del Tribunal Superior Electoral, recientemente, al negarle el derecho de participación electoral a un partido opositor, magistralmente decodificado por el voto razonado y disidente del presidente de dicho Tribunal, Mariano Rodríguez, puso en evidencia el comportamiento unilateral, transgresor y extra jurídico de tres reconocidos militantes o allegados comprometidos del poder político gubernamental, elevados a categoría de magistrados, por sus ataduras esencialmente políticas y no por sus méritos profesionales en el área.
La gran tragedia nacional no es la politiquería, mal padecido desde los albores de la República, sino la ausencia de mecanismos revocatorios constitucionales para reparar el daño infringido a nuestra débil democracia. Ningún elemento probatorio o denuncia responsable, tiene suficiente radio de acción para convertirse en fuente de rectificación de políticas públicas ni advertir los riesgos del empecinamiento en su contenido de error e injusticia. Creo en la elevación del debate y en la conceptualización, en franco deterioro, producto del clientelismo más vulgar, de un electoralismo propio de escenarios ignaros y despropósitos de conciencia.
El Juan Bosch de los años 70 del siglo pasado, perdió la batalla política táctica frente a José Francisco Peña Gómez y el debate del cambio y la solidaridad internacional como concurrente en las contradicciones sobre la inutilidad de la democracia; pero Bosch, el Bosch de los años 70, parece estar ganando la batalla estratégica de su pensamiento, en torno a la miseria moral, espiritual y política, de una democracia que para reelegirse con cualquier gobierno, requiere de la concentración y subordinación de todos los poderes, del control de una parte de los medios, de la caída libre de toda noción moral y de la visión del monarca Luis X1V, cuando dijo que el Estado era él, frase que puede imputarse sin desmedro de su domicilio histórico, al Partido de la Liberación Dominicana. http://www.listindiario.com


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Publicado por GUASABARAeditor en GUASABARAeditor el 3/20/2012 06:29:00 AM

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